«Me siento mal por lo que pasó anoche. No sé qué me pasa pero sólo pensar que tengo que ir a trabajar al día siguiente me produce mucha ansiedad, y es que antes no era así. Un día empecé a sentir un nudo en el estómago que me oprimía, me pasaba de tarde en tarde, pero luego empezó a pasarme cada mes, luego cada semana… Ahora es casi a diario y lo llevo muy mal porque la angustia es cada vez más fuerte. Ha ido subiendo y se ha instalado en mi pecho, ¡me ahoga! Me afecta al trabajo, claro, pero lo peor es que también me está afectando a otros ámbitos de mi vida, en casa, con mi pareja… Ayer, por ejemplo, mi hijo no quería lavarse los dientes y… bueno, la verdad, no reaccioné nada bien 🙁 En este mismo momento me está pasando, estoy en la puerta del trabajo y, de verdad… ¡no sé si darme la vuelta!»
Este es un relato ficticio. Pero casos parecidos son habituales y cualquiera puede encontrarse en esta situación en determinadas circunstancias de la vida. ¿Alguna vez te has preguntado cuándo conviene acudir al psicólogo? Una persona sabe si tiene que ir cuando tiene un problema que se mantiene en el tiempo o las cosas que haya probado para solucionar ese problema no han sido efectivas o el problema en sí –la intensidad de lo que le esté ocurriendo- aumenta. En este ejemplo, una persona que empieza a sentir que le pone muy nervioso pensar en ir a trabajar al día siguiente. Le pasa una vez a la semana o al mes. Hay un momento en que le pasa todos los días y la intensidad de esa angustia o esa ansiedad cuando piensa que tiene que ir a trabajar va en aumento en frecuencia e intensidad hasta que llega un punto que cuando va a entrar en la puerta del trabajo no sabe si darse la vuelta.
¿Cómo sé que tengo que ir al psicólogo?
La señal es cuando el malestar se mantiene o aumenta y aparecen otros. Le empieza a afectar en otros ámbitos de su vida. La angustia de ir a trabajar le afecta en problemas con su pareja o con su hijo.
Este es el momento inequívoco de acudir a un especialista, aunque es mejor aún si no esperamos tanto. Es preferible tratarlo pronto. El psicólogo ayuda a identificar dónde empieza el problema y qué lo provoca. Es algo que nos ronda por la cabeza, pero es algo más… ¡pensamientos, sensaciones, emociones! Mediante el método EMDR se trabaja a través de cuatro canales: sensorial (imágenes, olores), emocional, cognitivo y sensaciones corporales. El psicólogo te ayuda a encontrar herramientas para curar las heridas emocionales.
Sobre Nerea Macario
Psicóloga directora del centro de psicoterapia Neitú Psicología, está especializada en la psicoterapia EMDR con el título de Clínico EMDR acreditado por la Asociación EMDR España por la que ha obtenido formación avanzada en diversos trastornos en adultos, niños y adolescentes.
Ejerce como psicóloga desde el año 2012 con el objetivo de mejorar la vida de las personas ayudándolas a encontrar herramientas para mejorar su vida.
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