Sabemos que la mayoría de los jóvenes son usuarios intensivos de las redes sociales. Se da la circunstancia de que es un grupo de población especialmente proclive a trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia, que pueden llegar a ser muy graves para la salud. ¿Tiene alguna relación el uso de las redes sociales con los problemas de alimentación?
Para poder aproximarnos a una respuesta a un tema de tanto interés en nuestra sociedad, es necesario introducir un tercer factor. Este grupo de edad es particularmente sensible a los problemas de estima relacionada con la imagen y el peso. La relación del uso de las redes sociales -y problemas como la adicción al móvil– con aspectos relacionados con el déficit de estima vienen observándose desde hace tiempo. Es probable que esto tenga que ver únicamente con la facilidad de difusión de imágenes, el incremento de interacciones y los hábitos que llevan a muchos jóvenes a compartir y comentar su aspecto físico, lo que favorece también la propagación de estereotipos.
Pero puede que haya algo más. Un reciente estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Ottawa, en colaboración con un Hospital de Ontario, ha encontrado que el uso intensivo de las redes sociales contribuye a la aparición de desórdenes alimentarios. Y no sólo eso: aquéllos jóvenes que están preocupados con aspectos de su cuerpo y, en particular, dificultades de auto-estima relacionados con la apariencia y el peso, son más proclives a pasar un tiempo excesivo en las redes sociales. Esta tendencia les expone, a su vez, a la aparición de desórdenes alimentarios.
Las redes sociales afectan particularmente a las mujeres
En el estudio participaron 383 estudiantes universitarios entre los 20 y los 26 años. Una de las conclusiones más llamativas es que las preocupaciones con el aspecto físico llevan a usar más tiempo las redes sociales. También es muy relevante el resultado que muestra diferencias de género: El excesivo uso de redes sociales está relacionado con el comportamiento de contenerse o restringir la alimentación tanto en hombres como en mujeres que están preocupados con su imagen física. En el caso de las mujeres, además, el uso intensivo de redes sociales está relacionado con la “alimentación emocional”, es decir, la ingesta de alimentos con el fin de reducir el estrés o buscar el bienestar.
Faltaría investigar –y así lo proponen los autores de este estudio- si, enseñando a los estudiantes una forma más adaptativa de usar las redes sociales o reduciendo la exposición a las mismas, se podría conseguir una disminución de la insatisfacción con su aspecto físico y de los desórdenes alimentarios en este grupo de población de alto riesgo.
Sobre Juan Manuel Colomo
Psicólogo en Neitú Psicología especialista en EMDR para adultos y niños, posee el título de Clínico EMDR por la Asociación EMDR España por la que ha obtenido formación avanzada en diversos trastornos en adultos, niños y adolescentes. También ha obtenido los títulos de experto en psicopatología, malos tratos y violencia de género.
Ejerce como psicólogo desde el año 2011 convencido de que las personas pueden tener una mejor vida y dándoles herramientas para que lo consigan.
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